Hoy 20 de septiembre es Día Mundial de la Libertad de Expresión del Pensamiento

La libertad de expresar lo que pensamos, sentimos y creemos es uno de los pilares fundamentales de toda sociedad democrática. Sin ella, no existiría el debate, el disenso ni la posibilidad de construir un futuro colectivo basado en la pluralidad de ideas. Por eso, cada 20 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Expresión del Pensamiento, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de este derecho humano esencial y sobre la responsabilidad que conlleva ejercerlo de manera ética y respetuosa.
Un derecho universal y ancestral
Desde los albores de la civilización, el ser humano ha buscado formas de comunicar sus ideas: en las pinturas rupestres, en los discursos filosóficos de la Grecia clásica, en los manifiestos políticos de la modernidad. A lo largo de la historia, quienes han defendido la libertad de pensamiento han pagado un alto precio: persecución, encarcelamiento, exilio e incluso la vida.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), en su artículo 19, consagra este derecho de manera inequívoca:
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”
Más que un derecho, una responsabilidad
La libertad de expresión no se limita a decir lo que pensamos. También implica escuchar al otro, respetar la diversidad de opiniones y sostener el diálogo incluso cuando existe desacuerdo. En tiempos de polarización, desinformación y discursos de odio, este principio se convierte en un ejercicio de responsabilidad ética, que nos invita a usar la palabra como puente y no como arma.
Retos en el siglo XXI
A pesar de los avances, la libertad de expresión enfrenta múltiples desafíos en la actualidad:
Censura y represión: periodistas, activistas y ciudadanos continúan siendo perseguidos por expresar opiniones críticas al poder.
Brecha digital: millones de personas carecen de acceso a internet, limitando su capacidad de expresarse libremente.
Desinformación: la proliferación de noticias falsas amenaza la credibilidad del discurso público y dificulta la toma de decisiones informada.
Discurso de odio: surge la necesidad de diferenciar entre la libertad de expresión y el uso dañino de la palabra que atenta contra la dignidad humana.
Un día para reflexionar y actuar
Conmemorar el Día Mundial de la Libertad de Expresión del Pensamiento es más que una fecha simbólica. Es un recordatorio de que este derecho debe ejercerse, protegerse y promoverse todos los días. Esta jornada nos invita a:
Defender a quienes se atreven a denunciar, cuestionar o cuestionar estructuras de poder injustas.
Educar en el respeto, la tolerancia y la escucha activa.
Crear espacios donde todas las voces puedan ser escuchadas, especialmente las de los más vulnerables.
Usar la palabra con responsabilidad, como herramienta de construcción social y fortalecimiento de la democracia.
La libertad de expresión no es un lujo, sino una base de la convivencia humana, un derecho que debemos cuidar con conciencia y valentía. Celebrarla significa reconocer que cada voz cuenta y que cada pensamiento merece ser escuchado